Depresión ... y no precisamente tropical


Hace algunos años entré en una depresión muy fuerte. Todo me molestaba, no encontraba sentido a nada. Mi vida giraba en torno a quejas, mal humor y el deseo de pasarme el día entero en la cama sin ver ni hablar con nadie.

Tuve la enorme suerte de tener cerca a una persona (que aguantó bastante tiempo esta situación) que me dijo literalmente: "Ya tengo que irme a casa porque se hace noche. Necesito que sepas que te quiero mucho, pero estar contigo me da dolor de cabeza y me estas contagiando tu mala onda. Sino buscas ayuda para cambiarlo, voy a tener que alejarme de ti"

Woow!!! en ese momento, como te podrás imaginar, me quedé he-la-da. Mi primer instinto fue arrancarle la cabeza y clavarle tantos cuchillos en el corazón como le cupieran. (Es increible la cantidad de ideas que nuestra mente es capáz de lucubrar en tan solo unos segundos  =P )
Me limité a guardar silencio aprentando las mandíbulas mientras nos despedíamos.

No sabía si llorar o gritar. Esas palabras me dolieron mucho y por supuesto lo primero que pensé fue: "Y ésta se dice mi amiga". Y con ese pensamiento me fui a la cama.

No fue fácil darme cuenta de lo afortunada que fui al tener a alguien cerca que tuviera los tamaños pantalones para decirme de frente " hey, ya bajale". 

Esta persona no se alejó (afortunadamente) y yo le baje a mi drama, al principio un poco sentida, sin decirselo (aunque estoy segura que bien se dió cuenta) poco a poco fui cayendo en la cuenta de que no tenía que ser adivina para saber que estaba deprimida y que no tenía ni la más remota idea de qué hacer al respecto. Me acerqué a la meditación, a las constelaciones familiares, a los ángeles, al curso de milagros, al psicólogo, al coaching, leí y leí todo cuanto pude y en mi caótica cabecita, comencé a darle forma a mi vida.

Aprendí que lo primero es hacerte responsable de tus decisiones. 
Muchas gente creé que el coach o el psicólogo van llegar con una receta para solucionar tus problemas y no, tanto uno como el otro, te brindamos herramientas para que tomes el control de tu vida, cada uno con su método pero al final eres tú quien le dará dirección a tu vida. Tienes que estar dispuesto a trabajar duro para modificar conductas y esquemas, tragarte el orgullo, abrirte al cambio.  A veces va a dar miedo, pero una vez cruzado ese puente, el sentimiento de logro es muy grande. 

Si tienes esa disposición, tienes el 50 % de la batalla ganado. 

¿Estás dispuesto / dispuesta? 

Comentarios

Entradas populares